Hoy sólo se escucha el silencio
aun en los gritos y las risas de gente que transita por la calle;
hoy sólo escucho el silencio…
Salí para oler la hierba húmeda y fresca
y una ráfaga de vida se apoderó de mí
entonces conté los años de mis pestañas
los sueños de mis dedos
los versos de mi boca
petrificados en los muros de un recuerdo.
Mi sombra huyó despavorida
dejándome extraviada en un mundo de vivos.
Entre ruidos de silencios ahora existo y no sé para qué.
© María Ayala
aun en los gritos y las risas de gente que transita por la calle;
hoy sólo escucho el silencio…
Salí para oler la hierba húmeda y fresca
y una ráfaga de vida se apoderó de mí
entonces conté los años de mis pestañas
los sueños de mis dedos
los versos de mi boca
petrificados en los muros de un recuerdo.
Mi sombra huyó despavorida
dejándome extraviada en un mundo de vivos.
Entre ruidos de silencios ahora existo y no sé para qué.
© María Ayala
1 comentario:
Querida amiga María:
Me encantó este poema. Te felicito.
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