viernes, 26 de julio de 2013

PARA MARTHA

Difícil plasmar lo que percibo
desde la mitad de tu sonrisa y de tu enigmática mirada
pero puedo asegurar que te conozco
quizá de esta vida o de ninguna
tal vez de las voces que te llaman
o de los ojos que hoy te lloran.

Predestinada fuiste a consagrar tu vida 
al Divino Amor que no tiene nombre;
que se lleva, se siente, se calla.

María Ayala ©

Hermana Martha Elena Velázquez Guerrero.

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